Dieta:

En libertad estas aves consumen más de 80 especies de plantas diferentes, así como diversas partes de las mismas (frutos, hojas, cortezas, néctar, polen, yemas, flores, bulbos…). En cautividad debemos proporcionarles una dieta sana, nutritiva y lo más variada posible. Puesto que conseguir la variedad necesaria es difícil y dado el carácter selectivo que estos animales demuestran cautividad, la opción más económica, efectiva y completa es suministrarles una base de pienso extrusionado de altísima calidad (nuestro favorito es Harrison´s bird foods).

A esto se pueden añadir otros alimentos frescos como frutas variadas, hortalizas y, sobre todo, verduras verdes de hoja (lechugas, coles, canónigos, rúcula, endivia, escarola, hojas de nabo, hojas de rábano, hojas de parra, hojas de morera…). Los alimentos frescos pueden proporcionarse a diario en dos tandas y lo ideal sería que cada tanda no constase de más de tres alimentos diferentes.
Eventualmente, como premio, pueden añadirse frutos secos (nueces) y fruta deshidratada.

Colocaremos un hueso de jibia como suplemento cálcico; los bloques minerales comerciales no son útiles a este respecto.
Agua limpia y fresca a diario.

Queda prohibido: las pipas de girasol, cacahuetes, chocolate, alimentos con azúcar, alimentos con cafeína, fritos, alimentos de origen animal, aguacate, patata cruda y, en definitiva, cualquier alimento procesado destinado al consumo humano.

Alojamiento:

Cuanto más grande, mejor.

Mejor una voladera o una habitación acondicionada para nuestras mascotas. Si no fuese posible, al menos alojar en una jaula de 1 x 2 x 1 metros.

Las jaulas debe disponer de: un comedero y un bebedero por individuo más uno extra, perchas de madera de distinto grosor, sustrato de papel de periódico o viruta de madera.
Colocar una caja nido donde poder esconderse.

Manejo:

Estas aves necesitan un ritmo circadiano ecuatorial de día y noche, es decir, 12 horas de luz y 12 horas oscuridad aproximadamente. Lo que significa que deben dormir unas 12 horas diarias en relativa tranquilidad, por lo que las zonas de la casa concurridas por la noche no son un lugar apropiado para el mantenimiento de estas especies.

Son animales tropicales por lo que no deben ser expuestos a temperaturas inferiores a los 18º centígrados.

Requieren al menos media hora diaria de luz solar directa, a hora prudente según época del año y sin cristal. Este punto es especialmente importante en esta especie africana.

Baños diarios con pulverizador o bañera, o ambas. En invierno el baño puede reducirse a uno al día siempre con agua tibia y en habitación calidad mientras se secan. En verano deben bañarse varias veces al día.

Pese a que son beneficiosos para el comportamiento y bienestar de estas mascotas, los grupos de aves son complejos y requieren de mucho espacio para poder huir de posibles agresiones. No se deben realizar introducciones de nuevos individuos de manera brusca.

Los yacos son las más inteligentes de las psitácidas. Es importante tratar al ave como tal y no como a un niño con el fin de evitar futuras alteraciones en el comportamiento sexual, por ello es bueno que los pollos sean criados a medias entre el propietario y los padres si fuese posible. El comportamiento que tengamos con nuestro animal y las rutinas que se lleven a cabo de pequeños deberán ser continuadas cuando sean adultos, por lo que el excesivo mimo y horas de compañía que se ofrecen de pollo han de continuarse en su vida adulta, es por ello que el tiempo pasado durante la infancia ha de ser sensato y medido.

Salvo que dispongan de un espacio enorme, los yacos necesitan salir de su jaula-habitación para hacer ejercicio y jugar. A este respecto es importante que pasen un tiempo cada día en una zona de juegos o “parque para aves” con objetos que puedan ser manipulados, juegos de habilidad, objetos que pueden romperse (cartón, madera…), etc. Consulte con su veterinario las numerosísimas opciones disponibles para juegos y entretenimiento, así como su correcto empleo.

Cuidados veterinarios:

Profunda revisión post-compra.

Serologías a partir de los 12-24 meses de vida.

Desparasitación y vacunación en casos especiales si fuese conveniente.

Revisiones semestrales-anuales periódicas y completas, apropiadas a cada estado de salud y edad de cada paciente.